El estudio de cadenas de valor constituye una herramienta adecuada, ya que además de detectar los llamados cuellos de botella, posibilita visualizar todas las relaciones que intervienen desde que surge el producto hasta que llega al consumidor final. Esto no sólo atañe al flujo productivo propiamente, sino abarca además un conjunto de actores que conforman el marco institucional y organizacional y por lo tanto inciden directa o indirectamente en el propio proceso de la cadena.