La publicación “Guía para el fortalecimiento de las capacidades funcionales para la innovación en la agricultura” fue desarollada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) con el apoyo de la Red Latinoamericana de Servicios de Extensión Rural (RELASER) y la Plataforma de Agricultura Tropical (TAP). El propósito de esta guía es contribuir al desarrollo de las capacidades funcionales entre individuos y organizaciones que apoyan la innovación en América Latina.
Este estudio analizó la evolución de una red de innovación entre productores de hule natural durante tres periodos de observación (dos olas o tres años), y evaluó cómo los productores reaccionan a diferentes innovaciones en un momento dado. Las prácticas de innovación fueron agrupadas en tres actividades: control de plagas y enfermedades, establecimiento y manejo de plantaciones, y manejo de cosecha y poscosecha.
El presente manual está dividido en tres capítulos, cada uno de los cuales aborda diferentes aspectos del cambio climático. En el Capítulo I se presenta brevemente un marco conceptual donde se explica en forma sencilla los principales conceptos teóricos vinculados con la temática de la adaptación al cambio climático. Todos los ejemplos y testimonios que se presentan en este y en los demás capítulos han sido recogidos en los talleres con equipos técnicos y agricultores familiares desarrollados en los países participantes del proyecto.
El objetivo central de la estrategia es alcanzar la seguridad alimentaria de los más de cuatro millones de pequeños productores rurales e incrementar su productividad, alcanzando la sustentabilidad en el largo plazo, por medio de una estrategia que garantice la operación eficiente de una red de extensión rural con enfoque territorial que incremente sustantivamente la cobertura de los servicios.
El modelo de Agencias de Gestión de la Innovación para el Desarrollo de Proveedores (AGI-DP) se diseñó e implementó con extensionistas rurales desde el año 2009 y hasta el 2014. Permite llevar a la práctica la selección, capacitación, desarrollo, seguimiento y evaluación de equipos técnicos especializados en extensionismo en red.
El informe está estructurado en tres partes:
• la primera parte trata de la adaptación de la agricultura familiar a los cambios climáticos y de las condiciones de la adaptación; • la segunda parte aborda el lugar que ocupa la adaptación de la agricultura familiar en las políticas públicas;
• la tercera parte propone algunas recomendaciones para una mejor integración de este tema en las políticas públicas.
Una presentación de los tres estudios de caso-países figura también en anexo.
El propósito de este estudio fue evaluar el aporte de las Escuelas de Campo (ECAS) al fortalecimiento de capacidades de productores ganaderos, específicamente en sus capitales humanos, utilizando la integración del Marco de Medios de Vida Sostenibles (MVS) y el Marco de Capitales de la Comunidad (MCC). Se identificaron cambios en los capitales de los productores influenciados por las ECAS usando métodos mixtos como entrevistas semi- estructuradas, grupos de discusión focal, observación sistemática de fincas y hogares.
El objetivo de esta tesis será analizar desde la perspectiva de los productores agrarios, su relación con la innovación y los servicios intensivos en conocimiento, promovidos por el Sistema Agrario de Conocimiento e Innovación (AKIS), en la Comunitat Valenciana. A lo largo de los capítulos de desarrollo, se propone evaluar la relación entre los factores clave del comportamiento innovador de los productores (orientación al mercado, orientación al aprendizaje, actitud innovadora), la percepción del desempeño de su explotación, y la valoración de los servicios de investigación y extensión.
Actores locales y productores agropecuarios en Latinoamérica tienen acceso limitado a la información agroclimática y, cuando logran acceder a ella, tienen dificultades para traducirla en conocimiento procesable y accionable. Si bien los servicios climáticos son reconocidos por contribuir a cerrar la brecha entre la generación de información climática y su uso por parte de las partes interesadas, su provisión y uso en Latinoamérica aún representa un desafío crítico.